El porqué del Taller de la Personalidad a la Esencia

El porqué del Taller de la Personalidad a la Esencia

En el mes de octubre comenzamos una aventura maravillosa  en un medio, el on line,  bastante desconocido para mí que me abrió nuevas posibilidades, como a muchos profesionales.

¿Cómo comenzó la idea?. Hacía ya bastante tiempo que me habían propuesto trabajar con El Eneagrama. Siempre tuve un gran respeto por esta herramienta de muchos siglos de historia.

Tuve la suerte de conocer en el año 1995 al Doctor Claudio Naranjo a través del programa S.A.T, en esa época estaba comenzando mi andadura como terapeuta gestáltica y tengo que reconocer que hubo un antes y un después de ese verano del 95. Continué profundizando en los cinco años que duró el programa (SAT), y confieso que es un trabajo de autoconocimiento dónde el carácter da paso a la posibilidad de abrir el corazón al misterio de la existencia.

Conocer a Claudio, conocer el Eneagrama y empezar a experimentar un viaje muy profundo a mi interioridad me llevó a una  transformación que tal vez si no hubiera sido por ella,  mi madurez no sería este asombro constante de comprender que todo es movimiento, experiencia y crecimiento impermanente. Un viaje asombroso hacia nuestra alma y sus secretos.

Dándome cuenta de esto, y ante una realidad tan desconcertante, difícil y dolorosa, como esta pandemia que estamos atravesando pensé que la invitación a conocerse uno mismo y redescubrir las verdaderas herramientas, que como seres humanos poseemos, podía ser mi granito de aportación a esta situación.

Cómo intento entonces en este curso “De la Personalidad a la Esencia”  hacer llegar esta vivencia.

Con las herramientas y experiencias que me han sido transmitidas por mis formadores. Apoyada en este mapa arquetípico y utilizando dinámicas de Terapia Gestalt, Arteterapia, Visualizaciones y Meditaciones, acompaño a los integrantes del grupo a que cómo buscadores vayan encontrando su máscara, sus defensas, sus condicionamientos, para que puedan poco a poco ir transformando la rigidez de la misma en un aliado de conocimiento hacia ellos mismos, que les sirva para deshacer los nudos que les impiden encontrar su corazón y soltar todo aquello que les dificulta llegar a experimentar ese amor y respeto hacia ellos y hacia los demás.

 Si te resulta interesante la propuesta, el próximo mes de octubre comenzaremos un nuevo grupo.

Sígueme por las redes para estar al tanto de esto y otras novedades.

REFLEXIONES DE UNA TERAPEUTA GESTÁLTICA: EL RESPETO (SEGUNDA PARTE)

REFLEXIONES DE UNA TERAPEUTA GESTÁLTICA: EL RESPETO (SEGUNDA PARTE)

Retomando el tema del respeto, en esta segunda entrega intentaré referirme a cómo me respeto a mí misma, ¿Cómo me cuido?, ¿Dónde me sitúo?, ¿Cómo me valoro?¿Qué peso tiene para mí la opinión del otro?.

Me doy cuenta que al primer sitio que me lleva es al miedo, miedo al rechazo, a la falta de aceptación, al juicio, a no cubrir las expectativas del otro, a no encajar con los valores de esta sociedad….

Viajando por este camino, automáticamente contacto con mi niña, esa pequeña niña que tenía tanto miedo a no gustar, que intentaba ser aprobada, primero por mamá y papá y luego por todas las figuras de autoridad que desfilaban en la infancia.

De una manera más sofisticada en mi adultez, navegaba entre la rebelde y la sumisa con la atención puesta en la devolución exterior, hasta que poco a poco fui intentando encontrar mis propios valores y al conseguirlo, respiraba en profundidad apoyándome en ellos y dándome cuenta en primer lugar que nacían de mi corazón y no de mi cabeza razonable y en segundo lugar, que eran flexibles, no por ello condescendientes, y que buscaban o se apoyaban en la fuerza creativa vital, fluyendo con los sencillos movimientos del desarrollo y el crecimiento.

Estos valores aunque sean mi verdad, no tengo porqué imponerlos a nadie, cada uno de nosotros tiene sus propias verdades, sus propios valores, sus propias experiencias y así,  además de respetarme a mí, respeto al otro.

Puedo escuchar desde este sitio las opiniones del otro, pero elijo, en profundidad si aceptarlas o no.

También respeto mis fallos, los observo, los intento conocer lo más posible, no los pongo debajo de la alfombra, los miro de frente, con respeto para transformarlos, intento no juzgarme, si no responsabilizarme y por supuesto, no pretendo ser perfecta, solo seguir aprendiendo.

Suena bonito ¿verdad? Pues les confieso que es un camino, que aunque muy creativo y fortalecedor, a veces no demasiado fácil para mí.

Los automatismos o los condicionamientos aprendidos, muchas veces me llevan a faltarme el respeto y me doy cuenta que tiene que ver con que me han faltado el respeto de pequeña y comprendo que también a mis padres les faltaron el respeto de pequeños. Esa cadena viene de lejos y la única salida que tiene es la aceptación desde el corazón, que ha sido así por ignorancia. El desafío aquí y ahora es el de transformar ese automático y aprender desde la humildad a saber que tengo poco a poco que entrenarme en el respeto hacia mí misma y hacia los demás como un bello camino de crecimiento.

 

Los invito a que poquito a poco, cultivéis esta semilla, hacia la fuerza de la vida primero, que es más grande que nosotros, hacia nosotros después y veréis que curiosamente florecerá con el respeto hacia los demás.

La brújula el corazón, el mapa la razón flexible, no la razón narcisista de ganar, y la gasolina el aliento de la respiración del puro presente que me permite desarrollarme cada vez más, hasta que me toque despedirme de la vida.

REFLEXIONES DE UNA TERAPEUTA GESTÁLTICA. EL RESPETO (Primera entrega)

REFLEXIONES DE UNA TERAPEUTA GESTÁLTICA. EL RESPETO (Primera entrega)

¿En qué consiste el respeto?

Me lo pregunto muchas veces… Para mí, de forma experiencial,  ¿en qué consiste? Y me doy cuenta que no lo sé totalmente.

No me estoy refiriendo a una serie de normas externas e impuestas por una “pseudoautoridad” que está fuera de mí y que según los valores “de moda” se maneja a su conveniencia.

Si lo busco en mi interioridad ¿dónde encuentro ese latir?…¿En mí corazón? ¿En mi razón contaminada con el quedar bien y la aprobación de los demás?…¿Complicado verdad?…

Y sigo buscando ¿Dónde?!, ¿Cómo?!, ¿De qué forma?!

Respiro en profundidad, intento contactar con esa “respiración natural” con la que nací, se la recomiendo, (En algún vídeo la mostraré y la enseñaré por si quieren aprenderla.), retomo contacto con ella en este Puro Presente y curiosamente puedo seguir la reflexión de forma sencilla y simple.

El mayor respeto que me surge en este preciso momento es al instante sencillo de este Aquí y Ahora de domingo, con la razón, el corazón  y el instinto danzando en la melodía del fluir segundo a segundo….

Y me vuelvo a preguntar. ¿En qué consiste el respeto?

Lo primero que me viene es El Respeto a esta Fuerza Vital que me sostiene respiración tras respiración,  la verdad es que es Mucho Más grande y Misteriosa, Mucho Más fuerte que yo. Me rindo y descanso en ella y me doy cuenta que para mí es Pura Incertidumbre. Mi narcisismo Humano de ¨Poder con Ella y con Todo” se desvanece…Me sonrío, bajo la cabeza humildemente y me doy cuenta que en este Puro Presente este latir me sostiene.

Me da miedo la incertidumbre de reconocer que no puedo “manejarla” y también me doy cuenta que reconociendo que “No Sé”, esta Fuerza Amorosa,  me ayuda a crecer y me contiene.

Creo que éste es el primer Respeto que tengo que desarrollar…. Y en eso estoy… aprendiendo… rindiéndome….cobijándome y agradeciendo a esta pura inmensidad el hecho de estar Aquí y Ahora Viva, sabiendo que la Impermanencia es parte de mi naturaleza humana.

Es curioso…acabo de darme cuenta que en mi ordenador la palabra “Impermanencia” no está en el corrector y sí la palabra permanencia…Sutil engaño de la informática, no les parece?

Continuaré con la reflexión sobre el Respeto en la segunda entrega, quiero enfocarlo con relación a nosotros mismos. Aquí va la pregunta: ¿Cuántas veces, desde lo profundo de ti, te respetas más allá de la conveniencia o el quedar bien?

Hasta el próximo artículo y feliz semana.

 

VIAJE A NUESTRO NIÑO INTERIOR

VIAJE A NUESTRO NIÑO INTERIOR

En que consiste este viaje? En ir poco a poco contactando con aquel pequeño niño o niña que fuimos alguna vez para que nos cuente quién ha sido, cómo vivió cosas que quizás nosotros quisimos, consciente o inconscientemente, olvidar o no recordar.

Decía el Psicoanalista Jacques Lacan que “el cachorro humano” es el más frágil de los animales porque su cerebro y su motricidad tienen un desarrollo más lento de maduración que las otras especies de éste reino, con lo cual está más expuesto a los avatares de la vida.

Ocurre que cuando nace y en la primera parte de su infancia es cómo una esponja, que absorbe todo sin mucha posibilidad de discernir y asimilar lo que está pasando. Los adultos, aunque quieran estar muy atentos y ser cuidadosos, hay situaciones y espacios a los que no llegan; sencillamente porque hasta que no se estructura bien el lenguaje, el vacío de la expresión sin palabras da lugar a una ausencia que no se puede solventar.

Es ahí donde comienza todo un aprendizaje trabajoso, y es ahí también, el lugar dónde  nacen las heridas emocionales que poco a poco cobran fuerza, acompañadas  de mensajes determinados, que a veces se dicen sin saber o querer. Es en ese momento donde se forman las fijaciones, las cuales van a ir poco a poco  construyendo la coraza caracterial.

La posibilidad desde el adulto que somos, de poder recuperar al niño que uno fue, y comprenderlo poco a poco nos ayuda a completarnos y a rescatar  la energía que ha quedado atascada en esos años.

Otro punto importante es que  nos permite revisar, conocer e integrar las mal llamadas “emociones negativas”,  como puede ser la rabia, la tristeza, la envidia, los celos,… etc.

Y ¿para qué nos es necesario ese conocimiento? Para aprender cómo han sido en nosotros cada una de dichas emociones, comprenderlas, aceptarlas y aprender como adultos que somos a gestionarlas mejor, en esto consiste el proceso de maduración.

El niño no sabe, no puede, no ha aprendido, nosotros sí podemos ensayar otras maneras  y manejarlas cada vez con mayor maestría.

Otro motivo para conocer al Niño Interior que habita en cada uno de nosotros, es porque justamente en él está la fuerza y creatividad espontánea de jugar y  poder vivir desde la ilusión cada día. El redescubrirla  más allá de la edad que tengamos, nos devuelve la maravillosa fuente de vida que siempre buscamos fuera.

 El niño posee tímidamente, estrepitosamente, discretamente, silenciosamente,  esa semilla de picardía y asombro que en algunos momentos se manifiesta en nosotros. Darle espacio y  acompañarle a que nos abra los ojos a la sorpresa de los pequeños guiños cotidianos hacen que el corazón dance y la barriga también!

Los invito a experimentar este maravilloso juego, los invito al taller y a sentir la vida mientras estemos en esta tierra!

 

CONSTRUIR UNA PAREJA….MENUDO VIAJE 2(Reflexiones de una terapeuta gestáltica)

CONSTRUIR UNA PAREJA….MENUDO VIAJE 2(Reflexiones de una terapeuta gestáltica)

Siguiendo con nuestro viaje, llegamos a la segunda escala: el puerto de la frustración

LA ISLA DE LA DESILUSIÓN. En este segundo puerto de la relación de pareja, se produce la etapa en la que poco a poco vamos descubriendo a la persona real que está a nuestro lado y vemos que no es tan perfecta como pensábamos o que nosotros no estamos a su nivel, según los valores e imágenes rígidas que tenemos internalizadas.  La idealización y la desilusión caminan de la mano de la fantasía y normalmente nos llevan al sufrimiento.

Cuando se va disolviendo la idealización, el sueño romántico, las expectativas, poco a poco se va haciendo presente todo lo que habíamos proyectado NUESTRO en el otro y que en muchos momentos, poco tiene  que ver con la persona que tenemos en frente.

Allí descubrimos por ejemplo que, algunas cosas que antes nos atraían de nuestra pareja, como  un gesto, una palabra, una actitud, ahora nos molesta, o tal vez pensamos que sería mejor que fuera de otra manera e incluso nos llega a dejar de gustar ese aspecto.

Cómo hemos construido una relación basada en una imagen  es lógico que nos sintamos engañados y frustrados y que eso nos produzca una sensación desagradable e incómoda, dónde el amor que sentíamos empieza a ser cuestionado por nosotros mismos.(Les pregunto:¿es el amor real o es el amor a la imagen que construimos?) No obstante, es importante tener en cuenta, que en lo más profundo ese malestar no está en relación con el otro, si no con nosotros mismos y con los mensajes e ideas que nos hemos construido de la persona.

También puede ocurrir lo opuesto, y es que cuando vamos conociendo a nuestra pareja real nos surja la sensación de que en realidad no estamos a la altura de la persona que tenemos en frente. En esos momentos, nos invade una gran inseguridad y mucho miedo a ser rechazados, a la descalificación y al juicio del otro y comenzamos a tener un comportamiento de constante autoexamen y control, así como también hacemos un gran esfuerzo para gustar a la otra persona, que en muchas ocasiones resulta agobiante para los dos miembros de la pareja.

En esta etapa se juegan inconscientemente los roles de padre, niña o viceversa y se actúan los condicionamientos, emociones y heridas de nuestra etapa infantil o nuestro modelo de padre / madre que hemos vivido. 

Por todo esto, este momento es bastante difícil de atravesar y en ocasiones lleva al naufragio de la pareja.

Pero en realidad la crisis, puede ser una buena oportunidad para lograr transformarnos y crecer en compañía, construyendo un camino nuevo de encuentro y satisfacción.

Aunque las respuestas más comunes en estos momentos de la relación no tienen mucho que ver con la autorreflexión y la responsabilidad de ver que me está pasando a mí con esta relación  y con esta persona. Normalmente el camino que se transita es mirar hacia afuera buscando en el otro las causas de los malos entendidos, echarle la culpa e intentar cambiarlo para que se adapte a la idea que yo tengo  de él o ella porque “mi verdad es la que tiene más peso”, o bien cambiarnos a nosotros mismos para agradar al otro.

Cualquiera de las alternativas es equivocada, ya que se sustenta en que uno de los miembros de la pareja, o ambos, tienen que actuar y convertirse en alguien que realmente no son. Esta adaptación  forzada nos hace perder el norte de lo que en realidad somos y nos llena de sufrimiento, inseguridad y angustia, tanto a nivel individual como en la relación.

En la primera época del coqueteo, en el enamoramiento, dónde cómo el pavo real  mostramos lo mejor de nosotros mismos en el intento de encantar o cautivar al otro, incluso podemos falsear aspectos propios, que a priori no tienen relevancia, para parecer más “perfectos” de lo que en realidad somos.  Esos personajes, a medida que pasa el tiempo van dando paso a las personas reales que somos con nuestras dudas, inseguridades, miedos y carencias, cómo todos. Si reconocemos que la dinámica vital está en constante cambio, transformación y evolución, podemos soltar las máscaras y atrevernos poco a poco a ser nosotros mismos.

Lo que ocurre es que nuestra cultura está manejada por imágenes y valores rígidos que nos plantean un mundo dual de patrones fijos  que se mueven entre lo bueno y lo malo sin tener en cuenta que las personas y las parejas estamos en constante movimiento y crecimiento dinámico.

Curiosamente si no se gestiona la relación desde esta perspectiva del cambio, de la verdad profunda de cada uno y desde un corazón abierto y sin juicios descalificativos de mejor o peor desde un inicio, el resultado provoca más deterioro y tal vez pueda dar lugar a la ruptura de la relación y con ello el surgimiento de esa sensación de engaño y frustración (de las qué hablábamos al inicio).

La salida consiste en revisar nuestros patrones e imágenes fijas  que nos hacen tener una idea preconcebida de cómo debe ser una pareja, de cómo tiene que ser el otro para mí o cómo tengo que ser yo para gustar al otro, impidiéndonos ser nosotros mismos; aún con el miedo a arriesgarnos a mostrar nuestra hermosa humanidad imperfecta.

Realmente, lo que se juega en la etapa de la desilusión, son las imágenes que por nuestra historia personal se han ido fijando a nivel inconsciente con relación a la idea de cada uno, de cómo tiene que ser una pareja. En estos momentos de desencuentros se van disolviendo y desintegrando todos los tópicos, dejando al descubierto lo que de manera más real somos cada uno de los integrantes de la relación y cómo estamos condicionados por los modelos vistos, vividos e imaginados.

Ésta etapa es sin duda la más interesante para crecer si somos capaces de campear las tormentas de los “debería”, los “quien tiene razón”, “cuáles son los mejores valores si los tuyos o los míos”, etc. Porque ahora después de los relámpagos, las lluvias y los truenos de cada uno,  es muy probable que puedan tener la oportunidad de ver un arco iris al abrir el corazón a construir un camino medio dónde el diálogo, la comprensión y sobre todo el amor maduro puedan hacer crecer una hermosa propuesta de convivencia llena de aventuras, como lo es tener una pareja.

CONSTRUIR UNA PAREJA…MENUDO VIAJE 1(Reflexiones de una terapeuta gestáltica)

CONSTRUIR UNA PAREJA…MENUDO VIAJE 1(Reflexiones de una terapeuta gestáltica)

La verdad que construir una pareja es un viaje profundo hacia el conocimiento del alma humana. Dicen algunos sabios, que la pareja es la universidad de la vida y creo francamente que algo de verdad tienen.

En mi experiencia no solo como terapeuta, sino también como alguien que ha construido sus parejas a lo largo del tiempo, este viaje supone el desarrollo de miles de reflexiones, habilidades y conocimientos tanto del otro como de uno mismo. Es un camino  hacia nuestros más profundos deseos y hacia las frustraciones más difíciles de superar. Un viaje que supone no solo experimentar miles de emociones y sensaciones, si no que nos lleva a un crecimiento, a una sabiduría y nos dota de una experiencia que creo que merecemos vivir.

Es por eso que intentaré realizar un buen análisis de todas sus etapas dónde se visitan varios “puertos”.

Primera escala, puerto del romanticismo: La Isla del Amor Romántico.

Segunda escala, puerto de la frustración: La Isla de la desilusión.

Tercera escala, puerto de empoderamiento: La Isla de la reparación y la fortaleza

Cuarta escala, puerto del amor sano: La Isla del crecimiento y la madurez

En este primer artículo comenzaré por hablar de la primera escala, que parte del puerto del romanticismo. !!!!!!!!Allí vamos!!!!!!!!!!

 

LA ISLA DEL AMOR ROMÁNTICO. Esta es una etapa que a pesar de tener raíces en la infancia, puesto que tiene su origen en las primeras miradas, caricias y palabras, que recibimos de pequeñ@s, hace su gran aparición en la preadolescencia. Se inicia de forma consistente cuando las hormonas comienzan a despertarse en nuestro cuerpo, la sexualidad muestra sus primeros movimientos y el estallido de ese amor romántico no se hace esperar.

Allí vienen a nuestra memoria emocional, racional y corporal las diferentes imágenes de parejas que hemos visto (tanto en casa como fuera), leído, escuchado en canciones, visto en películas… y todas se ponen en juego al servicio del impulso necesario para salir en su búsqueda.

Es entonces cuando proyectamos en los modelos del momento, ese deseo idealizado que todos alguna vez hemos tenido; cantantes, actores/actrices, compañer@s, profesores y demás, tienen el papel importante de espejos que hacen que nazca y se desarrolle la fuerza natural del enamoramiento, la que nos genera esas cosquillas en la barriga ¡Ayyyy las famosas mariposas! La danza de las hormonas y el deseo se mezclan con las imágenes románticas e internalizadas, apoyadas en los modelos y valores que nos han sido transmitidos en la familia de origen y también en el entorno cultural dónde hemos crecido. Esos valores, que muchas veces operan de manera inconsciente, y que nosotros vivimos cómo verdades absolutas.

Es entonces cuando comenzamos a crear un guion prácticamente “cinematográfico”, que nos lleva a observar al mundo y a buscar en él desde la perspectiva de nuestras “gafas”, a personas con ciertas características que puedan encajar en las imágenes idealizadas que hemos elaborado con tanto cuidado y de forma casi “mágica”.

En esta fase en la que nos encontramos aun siendo adultos, no necesariamente adolescentes, vamos a tener distintas expectativas que ponemos sobre el otro. Por eso les pido que hagamos esta reflexión: ¿Qué le pedimos al Amor Romántico?

Si nos damos cuenta entre las cosas que buscamos en nuestra pareja ideal, suelen encontrarse las demandas y las heridas de nuestra infancia y la necesidad de ser reparadas. Frases como: “Esta vez creo que l@ encontré”, ¨Parece que ahora he tenido puntería”, “Tal vez esta vez sí es quién estaba buscando”… y hay muchas más, ¿verdad?

En realidad lo que está ocurriendo es que frente a ciertas características del otro, como pueden ser gestos, palabras, olores, etc. se despiertan en nosotros recuerdos no conscientes, que nos llevan a embarcarnos en un viaje de sensaciones, emociones, instintos profundamente fuertes que dejan de lado parte de la razón para dar paso a la explosión del corazón y la sexualidad, la llevemos a cabo o no.

Durante el desarrollo del amor romántico, todo se centra en esas mariposas en la barriga que nos llevan de un lugar a otro cuando escuchamos su voz, percibimos su piel, su olor, o su forma de mirarnos…. Soñamos que mágicamente, esa persona, va a poder escucharnos, entendernos, cuidarnos y sanarnos (incluso en las ocasiones, que esa demanda no se produce de forma explícita). Esa persona, mi pareja ideal, es la que me va a completar (como si fuera alguien incompleto por mí mismo, alguien que no tiene su valor al cien por cien si otro alguien no se “encaja” en mí). Este ideal, me va a salvar del miedo a la soledad (tal y como si de un superhéroe o una superheroína se tratase, quien solo con ver la señal del miedo en el cielo, vendrá a salvarnos de nuestros temores).

Es por todas estas creencias, por todas nuestras verdades universales que tomamos como base para construir una pareja la famosa Imagen de la Media Naranja, El Alma Gemela. De ahí también la fuerza del Amor Romántico, es cómo el sueño del regreso al paraíso perdido.

Lo bueno de esta fuerza es que muchas veces nos lleva a ser audaces, intrépidos, locos. Nos hace abrir el corazón y atrevernos a vivir una experiencia. Lo menos bueno, es que poco tiene de real y sí mucho de la proyección de nuestros ideales. Realmente no tenemos la capacidad para ver a la persona que está frente a nosotros, ya que sólo es un espejo de nuestros propios deseos.

En esta aventura que supone la creación de una pareja, suelen entrecruzarse muchas fuerzas internas de las que no somos conscientes; las inseguridades, los miedos, los celos… y que en la etapa adolescente nos sirven para ir poco a poco conociendo y sabiendo quienes somos en cada momento y por supuesto creciendo.

Ya en la adultez, aunque de forma diferente, es necesario atravesar esta etapa y saber gestionarla de una forma más resolutiva que en etapas vitales anteriores. Muchas veces resulta difícil por encontrarnos anclados en la imagen que buscamos y queremos que el otro cumpla, en definitiva que encaje en nuestro guion, y es ahí donde perdemos la posibilidad de conocernos y conocer realmente a la otra persona, más allá de la idea que tenemos de él o de ella.

Cuando digo que El Amor Romántico es producto de una serie de idealizaciones y deseos que vamos construyendo con relación a la pareja y al amor, me refiero a que nuestra imaginación es libre y en nuestro subconsciente tenemos grabadas una serie de imágenes desconocidas que nos llevan a buscar desde lo más profundo de nuestro deseo, la realidad y las personas que encajen en ella. Es por esto que, solamente poniendo Luz y consciencia en ellas (en esas imágenes e idealizaciones) podemos comprender lo que muchas veces nos parece incomprensible, cuando hablamos de lo que le pedimos al amor.

Atravesar El Amor Romántico nos hace ensanchar el corazón, sentirnos vivos y festejarlo, pero sobre todo nos ayuda a comprender cuales son nuestras necesidades, nuestras heridas, nuestras inseguridades y por supuesto, a vivir nuestra capacidad de entrega y conocer la capacidad de entrega del otro.

Vale la pena, pero tan solo es el primer puerto que tenemos que visitar para vivir la experiencia de pareja.

Nuestro viaje continua hacia la Isla de la desilusión ¿Te atreves seguir transitando en estas reflexiones los diferentes puertos del amor y la pareja?

Hasta la próxima

 

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